jueves, 29 de enero de 2009

Un empresario SE HACE

UN EMPRESARIO SE HACE
¿Qué hace una mujer hablando de estas cosas? ¿Qué hace una psicoanalista hablando de empresas? ¡Lo que hay que oír! Cuántas veces han querido negar mis palabras, me han tomado por inepta tantas otras y, sin embargo, el tiempo pone a todos en su sitio. Una mujer, también psicoanalista, por supuesto que tiene potestad para hablar de empresa, de política y de muchas otras cosas.
Muchos que creían demasiado en sí mismos y no escuchaban deberían ahora arrepentirse de no haber querido contar con los servicios de un psicoanalista. No son pocos los que aún piensan que eso es cosa de enfermos y locos, pero ellos son los que ahora han de padecer sus malas decisiones. Todos los buenos empresarios y las grandes empresas han sabido incorporar el asesoramiento de profesionales independientes, sólo estos son capaces de ofrecer una visión excéntrica y realista de las situaciones que atraviesa cada empresa. Las relaciones interpersonales, los procesos de cambio y crecimiento, fenómenos como el miedo o la ambición desmedida, pueden hacer peligrar, y de hecho lo hacen, el buen curso de un proyecto empresarial o profesional.
Aquellos que, sin embargo, creen saberlo todo, que no reconocen haber aprendido nada de nadie y que culpan de sus males a otros, son aquellos que fracasarán con más probabilidad. Todos hemos necesitado de otras personas, con más conocimientos, más experiencia, con otra visión, para llegar a ser lo que somos y, si de crecer se trata, hemos de seguir contando con los servicios de personas más expertas. No obstante, vivimos en un mundo donde el egoísmo y el afán de “querer solo” nublan la razón de muchos. Sólo hay que echar un vistazo a las empresas más sólidas para comprender que fueron necesarias muchas personas para llegar a ser lo que son, que la inversión en los propios medios de producción es fundamental y que el cuidado de el factor humano es lo que hará a esa empresa permanecer.
Hoy en día muchas empresas caerán, también muchos que se autodenominaron empresarios y han demostrado no haber sabido serlo. Parte de responsabilidad puede que la tenga la presente situación económica, pero gran parte recae en el tejado de cada uno, en el trabajo previo, en la constancia, en el trato ofrecido a los clientes y a los proveedores, en haberse dejado llevar o no por el brillo del dinero y haber descuidado las inversiones que su empresa necesitaba. Ahora llegan las consecuencias de lo hecho en estos años pasados. Aquellos que supieron gestionar bien sus recursos y tomar buenas decisiones, serán los que saldrán fortalecidos de estos tiempos difíciles. Aquellos otros que sólo sabían pavonearse lo van a pasar bastante mal y tendrán que empezar de cero, deseo que con alguna lección aprendida.
Ni Zapatero, ni Rajoy ni ningún otro político de turno nos van a regalar nada. Por ello, aprendan la lección: hay que elegir al que nos escucha y al que nos aconseja.

Helena Trujillo Luque
Psicoanalista Grupo Cero

miércoles, 28 de enero de 2009

Una salida a la crisis

Ya tenemos otra salida a la crisis. Si estamos en recesión económica, si no hay trabajo, si cada vez vienen menos clientes, si no podemos pagar la hipoteca, si nuestra pareja ya no nos quiere, si nuestros hijos pasan de nosotros, si Zapatero no nos gusta como presidente, si Rajoy no nos da confianza, si nuestra mamá ya no nos llama, si el vecino se compró el coche que te gustaba, ... Si te pasa algo de esto, si no sabes qué hacer, si no te quedan esperanzas, puedes hacer como ese padre de familia americano que ha acabado con su vida y la de su familia porque no sabía cómo hacer frente a sus problemas.

No es el primer caso de estas características, de cuando en cuando nos llegan noticias tan lamentables como esta. Es una solución, o al menos esto pensó este hombre, ya nada se puede hacer por él. Cuántas veces yo misma pensé que el suicidio sería la única solución para dejar de sufrir. Así no habría más problemas de dinero, de trabajo, de pareja, así no habría que soportar ningún desplante, ni derramar una lágrima más. Cuántas veces usted lo habrá pensado también. Parece que esta idea es muy común, lo que no debe serlo es llevarla a la práctica.

Muchas veces llegamos a ella como consecuencia de alguna insatisfacción o dificultad, y dígame si esto no es frecuente en nuestras vidas. Es cierto que hay muchas alegrías, pero alguna pena que otra también hay. ¿Por qué le damos tanto protagonismo a las insatisfacciones y dificultades? ¿Por qué no nos damos cuenta que después de la tormenta llega la calma? Es muy triste, y perdonen que haya empezado hoy invitándoles al suicidio, es muy triste, digo, que una persona llegue a quitarse la vida, incluso que se la quite a otras personas, porque no sabe cómo salir de una situación, porque se encuentra solo, porque no tiene ayuda o no sabe o no quiere pedirla. Cuántas veces esa tendencia que todos tenemos a PODER SOLOS nos lleva a graves consecuencias.

Sí, yo también he llorado, pero he reído muchísimas veces. Sé que volveré a llorar, pero estoy segura de que también volveré a reír. Lo que quiero decirle es que si hoy hay crisis, si nos van las cosas un poco mal o no tan bien como antes, ¿por qué no reconocemos que llegarán tiempos mejores? ¿Por qué no pedimos ayuda si la necesitamos? ¿Por qué ser protagonista por tu muerte y no por tu vida? Está claro que no podemos salvar a todo el mundo, ni asegurar que a todos nos vaya a ir bien, ni que vayamos a ser felices y comamos perdices, pero si estamos aquí, en este mundo, no les parece que podríamos hacer algo para salir adelante.

Si nos tendemos la mano los unos a los otros, si aprendemos a aceptar la ayuda y el trabajo de otras personas, si pensamos que hoy me ayudan a mí y mañana yo podré ayudar a otros, haremos posible un hoy y un mañana. La vida, créanme, siempre es mucho mejor que la muerte. Prueben a leer un buen poema, a echar un buen polvo, a ver una película, a ganar una buena suma de dinero, a conocer a una mujer o a un hombre interesante, a tener un buen amigo o a tumbarse en el diván de un psicoanalista y dejarse llevar. Créanme, siempre es mejor vivir aunque uno se equivoque, que morir y que el mundo siga sin ti. Porque, hay que saberlo, el mundo sigue girando y girando. Yo prefiero estar en él, cuanto más tiempo y con más intensidad, mejor. No estoy sola. ¿Y usted, quiere acompañarme?

viernes, 23 de enero de 2009

Un descubrimiento la mar de sugeretne

Estos días he estado "desconectada" forzosamente. El lunes me operé para dejar de necesitar las gafas. Tras el miedo, la inquietud y, también, el deseo, llegó el momento esperado. Todo salió muy bien. Ningún dolor, ningún contratiempo y es que, como vidas, no hay dos pacientes iguales ni dos personas iguales.

Aún no puedo dedicar largo rato a leer y escribir, pero mi curiosidad me lleva a asomarme a los blogs que sigo, ávida de sus nuevos post. Cuál fue mi sorpresa el otro día que descubrí unas interesantes sesiones de psicoanálisis. Lo cierto es que me gusta tanto ser paciente como ser psicoanalista y por ello me resulta tan sugerente y curioso leer las respuestas de uno y de otro

Miles y miles de páginas escribió Sigmund Freud, pero muchas otras también se han escrito, con menos trabajo, menos estudio y bastante más prejuicios, en contra del Psicoanálisis. Muchos de ellos son pacientes molestos, científicos fracasados o personas deseosas de tumbarse en el diván con "demanda invertida". Cuántas veces uno dice "¡esto no me gusta, esto no me gusta!" y se pasa la vida hablando de ello o es el primero en hacer eso que dice no gustarle tanto.

Es tan curioso el ser humano, tan apasionante a la vez que controvertido, que dedicarse a esto no sólo sirve para estudiarse a sí misma cada vez que toca tumbarse en el diván, sino que las múltiples lecturas, seminarios, clases, conferencias enriquecen de tal manera la vida que a veces yo misma "alucino" con la vida que he elegido.

Visiten este interesante blog en el que encontré unas sesiones de psicoanálisis muy sugerentes.http://lacomunidad.elpais.com/psicoanalisisypsicoanalisis/posts

Saludos y no dejen de conversar con sus comentarios.

Gracias

domingo, 18 de enero de 2009

TÁPEME LA BOCA, DOCTOR

Uno de cada cuatro personas en Europa sufre al menos un episodio importante de enfermedad mental a lo largo de su vida. Se calcula que, en la Unión Europea más de 18 millones de personas con edades comprendidas entre los 18 y los 65 años padecen cada año una depresión importante. Estos datos sirven de ejemplo de que no sólo las bombas matan a las personas, muchas se matan a sí mismas.

Días pasados el Diario El País publicaba una noticia bajo un titular impactante: “Los fármacos ganan a la psicoterapia. El psicoanálisis pierde terreno frente a las pastillas”. Como si de una competición se tratase, situaban frente a frente farmacología y psicoanálisis. El gran perdedor, queda claro, es el paciente. Si de algo nos debe servir este artículo es para reflexionar. Es patente que el uso de los psicofármacos va en estrepitoso aumento, y lo digo de esta forma porque si fuesen la solución a las enfermedades psíquicas no estaríamos aquí hablando de esto. Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2007 se recetaron en España 41.203.879 envases de ansiolíticos y 23.990.412 de antidepresivos. Píldoras para combatir el estrés, la ansiedad o los trastornos del sueño circulan de mano en mano, prescritas por el médico cuando no recomendadas por algún conocido. ¿Alguien da más?

Motivo de este aumento, no nos engañemos, no es el avance en la investigación médica y una consecuente mejora en la calidad de vida, son los intereses de las grandes compañías farmacéuticas y la impotencia o falta de financiación de los Estados en los Servicios de Salud Mental. Es cierto que poco a poco los psicólogos van llegando a los servicios de salud pública, que cada vez hay más conciencia de la incidencia de las enfermedades psíquicas, sin embargo, día a día, los médicos de cabecera siguen recetando ansiolíticos y antidepresivos a los pacientes que abarrotan, cada día, sus consultas. Ser derivado a salud mental casi debe suplicarse y esperar el día de la cita, casi un suplicio. Está claro que si de salud mental se trata o estamos todos para el arrastre o hay que ventilárselas por cuenta propia.

Si es caro o no el tratamiento psicoanalítico, como decía el citado artículo de El País, pienso que es una forma más de insultar al Psicoanálisis. Parece que diversos estamentos (Médicos, Psicológicos, Periodísticos…) están empeñados en ocultar los beneficios del psicoanálisis en la vida de las personas, y mucho cuidado, no sólo de los enfermos (ansiosos, deprimidos, enfermos psicosomáticos, fóbicos, impotentes…) También habría que incluir a jueces, políticos, empresarios, profesores, padres y madres, profesionales sanitarios, que pasan por el diván del psicoanalista y que no son capaces de admitir públicamente lo que le reporta la experiencia.

Mejor tapar la boca a las personas que sufren con pastillas, así durante tres o cuatro meses no volverán a aparecer por la consulta o bien irán de médico en médico pidiendo auxilio. Mejor pagar las bajas laborales de miles de personas que no pueden acudir cada día a su puesto de trabajo porque no están en condiciones, con el coste que ello supone para todo Estado y para toda empresa. Mejor engordar las arcas de las grandes empresas farmacéuticas que ocultan los peligros que muchos de sus fármacos ocasionan en los pacientes. Mejor quedarse en casa, sin hacer nada, quejándose, porque ir al psicoanalista en este país, al parecer, no está bien visto.

Helena Trujillo Luque

Psicoanalista Grupo Cero

Psicóloga Col. Gr-3641

htpsicoanalisis@ya.com

miércoles, 14 de enero de 2009

El psicoanális no es sinónimo de tratamiento psicológico

Psicoanálisis no es sinónimo de tratamiento psicológico

El Psicoanálisis no es sinónimo de tratamiento psicológico, es mucho más. Cuando desde ciertos estamentos de la Medicina, la Psicología y hasta el Periodismo se alude al Psicoanálisis como una modalidad de tratamiento psicológico, no tienen en consideración que esta disciplina nada tiene que ver ni con la Medicina ni con la Psicología, aunque médicos y psicólogos pueden recibir formación psicoanalítica.

Desde sus comienzos, a principios del siglo XX el Psicoanálisis nació como una Teoría muy diferente a las que hasta ese momento habían intentado explicar nuestro comportamiento. Una teoría que no puede reducirse a una localización orgánica de nuestro funcionamiento psíquico y que va más allá de ser una explicación etiológica de los padecimientos mentales. El Psicoanálisis estudia y define el funcionamiento de nuestra vida psíquica, los mecanismos tanto del hombre normal como del hombre enfermo, tanto en su vida individual como en las diversas modalidades de vida colectiva (pareja, familia, empresa, escuela…).

Ello supone que su aplicación práctica, el método psicoanalítico, permite transformar aquellos mecanismos psíquicos que llevaron a una persona a su situación actual (enfermedad, fracaso, insatisfacción, etc). Por este mismo motivo hay que decir que es necesario ampliar nuestra visión acerca de esta disciplina, que si bien es cierto que ayuda y trata a las personas enfermas, tiene un rango de acción mucho más amplio. Para psicoanalizarse es preciso alcanzar un grado de salud, porque hasta que una persona supere ciertas mezquindades, le será muy difícil permitirse la libertad para tumbarse en el diván y dejarse llevar por las palabras.

Para psicoanalizarse no es necesario estar enfermo, pero sí es necesaria la voluntad de querer trabajar para cambiar ciertos aspectos de la propia vida, algo que nadie puede hacer por uno.

Helena Trujillo Luque

Psicoanalista

Psicóloga Col Gr-3641