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viernes, 13 de octubre de 2017

Eres humano, ¿sabes lo que significa?


La disposición humana no se conforma con la subsistencia y el logro de los placeres mundanos, en nuestra disposición anímica hay un motor que nos mueve, a través de las instituciones culturales, a desarrollar actividades creativas y científicas, trabajar para preguntas que satisfacen el anhelo de conocer universos desconocidos, no sólo en el cosmos, sino también en nuestra propia alma.
El amor ha sido un camino de búsqueda y satisfacción, pero siempre resulta insuficiente y egoísta si nos conformamos en la intimidad de la pareja o familia, el amor propiamente humano es la entrega de nuestra energía a obras en las que podamos entregar a otros humanos eso que a nosotros mismos nos permitió la vida, educar, curar, crear, permiten a nuestra especie el progreso de nuestra civilización y la producción del goce individual que no conoce ninguna otra especie animal.
El psicoanálisis es una teoría y herramienta científica que nos posibilita disponer de esa energía psíquica para la producción del goce a través de las actividades superiores de las que somos capaces como humanos. Sólo aquél que entiende y acepta este mensaje ha alcanzado un eslabón de la cadena humana y está en disposición de dar el siguiente paso.


Si deseas comenzar tu psicoanálisis, este es un buen momento. Escríbeme y acordamos un horario para ti.



http://www.helenatrujillo.es/l/eres-humano/

martes, 9 de agosto de 2016

Talleres para amar en Málaga




Si estás en Málaga este próximo fin de semana y quieres vivir una experiencia diferente,
inscríbete en alguno de estos talleres para conectar con el goce y el amor.


 

INSCRIPCIONES E INFORMACIÓN: 626 67 33 22

TALLERES EN MÁLAGA
AMOR - RELACIONES DE PAREJA - COMUNICACIÓN - SEXUALIDAD 

viernes, 17 de enero de 2014

¿QUIERES CONOCER GENTE INTERESANTE EN MÁLAGA? CITA A CIEGAS EL 12 DE FEBRERO

Celebra la amistad y el amor con nosotros.

Déjate llevar por nuestra propuesta. Un encuentro de amigos/as de La mujer del Siglo XXI. Personas dispuestas a ser auténticas, divertidas, que desean encontrarse con otras personas y compartir una noche diferente y amena. En buena compañía, disfrutando de una cena. Puedes venir solo/a o en pareja. El objetivo, conocer gente y pasarlo bien.
¿Contamos contigo?

POESÍA
PSICOANÁLISIS
EROTISMO
HUMOR

Miércoles 12 de febrero
Hora: 20:30 hrs.
Organiza: Helena Trujillo
Lugar: El Figón de Juan, Málaga
Reservas: telf. 626 67 33 22
Precio: 30 euros 
heltrujillo@gmail.com




jueves, 25 de abril de 2013

VIOLENCIA FAMILIAR Y OTRAS HISTORIAS


ALGUNOS APUNTES SOBRE LA VIOLENCIA FAMILIAR

Estamos muy acostumbrados a oír hablar de violencia de género o violencia machista. Dicha acepción nos lleva a pensar que los hombres tienen una aversión hacia las mujeres y ello motiva la agresión. Vamos a utilizar el término violencia familiar porque señala la relación existente entre los implicados en la agresión. No es cualquier hombre el que ejerce el maltrato sobre cualquier mujer, sino que es el marido, novio, exmarido, exnovio, es decir, un hombre que ha mantenido (o mantiene) una relación amorosa con la víctima, una relación familiar, el implicado en el maltrato.  
Cuando hablamos de violencia, está claro que es mucho más que dar golpes, hay muchas formas de herir a otra persona. Por violencia familiar nos referimos a la ejercida sobre los mayores, cónyuges, hijos, mujeres, hombres, discapacitados, etc. Aunque quisiéramos, es difícil precisar un esquema típico familiar, porque ocurre en todas las clases sociales, culturas y edades.
La idea común es que la familia o la pareja son los lugares en los cuales más seguros nos encontramos, sin embargo en ellos es donde se producen más abusos a la integridad física y psíquica de las personas. Está claro que tenemos que empezar a cuidarnos de las relaciones más próximas. Ciertos comportamientos que pasan inadvertidos, pueden ser considerados una conducta abusiva o violenta. Cuántos utilizan la excusa de “la educación”, “el carácter”, “la impaciencia”, “no es malo”, “está cansado” para ejercer la fuerza sobre otros más débiles.
Son varios los factores que intervienen en una situación de maltrato, entre ellos encontramos los celos,  muchas agresiones se desencadenan por el sentimiento de propiedad que muchos hombres tienen hacia sus parejas. Muchos hombres que piensan que la mujer con la que están casados, o con la que conviven, es suya, les pertenece, igual que si fuera un objeto. Y la situación es aún más grave, ya que también hay muchas mujeres hoy día que siguen pensando que pertenecen a sus maridos.
Estos celos tienen mucho que ver con una concepción del amor que sigue imperando. El amor de la media naranja, el amor de para toda la vida, el amor posesivo. Esa concepción que nada tiene que ver con la libertad y la tolerancia, un amor que vemos reflejado en las películas, genera situaciones donde las personas no toleran separarse de la otra persona y son capaces, en su desesperación, de aniquilar al otro con tal de no perderlo.
Mucho tiene que ver, también, la posición que adopte la mujer en el amor, históricamente la mujer ha sido un objeto de intercambio, no elegía a su pareja, no era el amor el que comandaba, si no que eran matrimonios de conveniencia. Luego vendría el amor cortés, donde el varón cortejaba y elegía a la dama, adoptando esta una actitud totalmente pasiva. Esta pasividad de la mujer favorece actitudes abusivas por partes del hombre, ya que se da primacía al deseo de éste por el encima del deseo de su partenaire.
El machismo también tiene su implicación en todo esto, pero no es el responsable. Una actitud machista es aquella que discrimina a la mujer, la menosprecia, o la considera inferior al hombre, pero también hay machismo en otras actitudes disfrazadas de proteccionismo. El horror a lo femenino, el desprecio a la mujer, tanto para el hombre como para la mujer, estaría en relación con la falta de “pene”, en tanto esto le recuerda al sujeto su propia castración, su mortalidad. El machismo es la vigencia de la sexualidad infantil en el adulto, se trate de un hombre machista o de una mujer machista. Todos padecemos en cierta medida de machismo inconsciente, hombres y mujeres, por lo que no es por machismo que se produce el maltrato. No es que el hombre maltrate a su pareja por ser una mujer, es que la maltrata porque es su mujer, su propiedad, y no acepta el abandono o el desamor.
Es relativamente fácil abusar de los débiles, renunciar a ello supone un paso en la civilización que no todos somos capaces de dar. Ser tolerantes, permitir la libertad, respetar, aprender a separarse son elementos necesarios para alejarnos del maltrato y el abuso. La violencia parece ser un camino para conseguir poder, pero un camino infructuoso para la convivencia, el amor, la educación y el respeto. El que agrede, no sólo agrede a otra persona, se lesiona a sí mismo.

viernes, 27 de abril de 2012

Celos, alcohol y adicciones. Preguntas y respuestas


CHARLA SOBRE LOS CELOS Y EL ALCOHOL
Impartida por la psicoanalista Helena Trujillo





Psicoanalista en Málaga y en Madrid

Tratamiento de los celos, problemas con adicciones, terapia de pareja.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL AMOR Y LAS RELACIONES DE PAREJA

CHARLA DE PSICOANÁLISIS

EN ESTEPONA

EL AMOR Y LAS RELACIONES DE PAREJA 

Impartida por la psicoanalista Helena Trujillo

Jueves 15 de Diciembre a las 20 horas

Centro Cultural Padre Manuel
C/San Fernando, 2 Estepona


ENTRADA GRATUITA

Organiza Helena  Trujillo y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Estepona 

martes, 15 de febrero de 2011

Conversación muy interesante sobre el matrimonio


-¿Y vos por qué no te casaste todavía?
Y Emilse preguntó a su vez:
-¿tú nunca lees los diarios?
-Sí, ¿qué parte? dijo el Master riéndose y después como cayéndose de ánimo: Es que no sé si me quedaré a vivir en Madrid, pero de quedarme a vivir, cambiaría mi vida actual por completo.
Y como el Master se quedó en silencio, Emilse le recordó:
-Me hiciste una pregunta.
-¿Qué pregunta? dijo el Master.
Y Emilse, que tenía muchas ganas de contestar la pregunta, volvió a formularla:
-Me preguntaste por qué no me casé todavía.
-Sí, sí, afirmó el Master, ¿por qué no te casaste todavía?
-Porque generalmente en España los matrimonios resultan, querido Master, dijo Emilse casi con selemnidad, relaciones dodne el hombre es un hijo de puta y la mujer una loca.
-Bueno no es para tanto, dijo el Master.
-¿Me dejas desarrollar?, le pidió Emilse.
-Sí, sí, concedió el Master.
Ella dice:
-Esto es como un nido de víboras.
Él dice:
-Ella es como una víbora en el nido.
Ambos se ríen como tontos, mientras piensan maldades, locuras, ella dice:
-No quiero vivir como una puta.
Son dos idiotas, pero él la domina siempre. Le muestra un poco de dinero y ella se rinde.
-Amor mío, amor mío, le dice ella, te comprendo mi amor, chúpame las tetas, amado. Entierra en mí, la agonía de todos tus amores, vengo a liberarte de tu maldad.
Él se pone furioso y como no entiende nada, le pega. Le da una paliza que la deja bizca de un ojo.
La policía maltrata aún un poco más a la mujer maltratada, haciéndole preguntas indecentes y le regala al hombre 250.000 pesetas.
Él se arrepiente y le quiere chupar el coño, como si eso fuera un regalo.
Ella lo escupe, francamente en la cara y, ahora, él le pega con un látigo mientras le grita: Loca, loca de mierda.
Ella, agonizando en la cama de un hospital cualquiera, llega a murmurar:
-Hijo de puta, hijo de puta.
La asistente social de la policía persigue a la pobre mujer hasta el hospital, y siguen torturando a la pobre mujer moribunda con preguntas indecentes. 
Ella recuerda una frase, de hace unos días, en las fiestas de boca de un hombre mayor, alguien como vos, recalcó Emilse, y decide seguir viviendo.
Recomenzar todo de nuevo. Vivir una nueva vida.
Él la persigue, se entera por la policía dónde vive, e incendia su pequeña casa que ella pudo construir con sus propias manos, su dinero, su trabajo.
El fuego le quema toda la casa y un poco la cara. Él, al verla desfigurada se arrepiente y dona las 250.000 pesetas de la policía a la Iglesia del pueblo.
El cura insulta en el confesionario a la mujer, porque ésta cuando habla de su marido dice: "Ese hijo de puta".
El cura le prohíbe rezar Ave Marías, sólo le permite rezar los Padre Nuestros.
Ella en ese momento se excita pensando en la libertad.
El hombre recibe una paliza de parte de la policía, por haber regalado las 250.000 pesetas al cura de la Iglesia, y le pegan porque ahora el cura se gastará ese dinero con las mujeres, sus monjas.
Ella le cura las heridas y sufre un poco con su dolor...
Él, una vez curado, le rompe el culo, pero sin clase, sin ninguna clase y se va a emborrachar con el cura y con los policías.
Ella, dolorida, se hace socia de Mujeres Unidas y abandona la heterosexualidad clásica.
Él, desde el comienzo tenía preferencias por sus compañeros de trabajo, el cura y los policías, es clásicamente homosexual.
Desprecia a la mujer, porque supone que su madre ha gozado y por eso le pega.
Ella se deja despreciar, porque supone que su madre ha gozado y por eso recibe con elegancia cualquier castigo.
Ninguno de los dos conoce nada del amor.
Son, como dos animalitos en medio de la selva, pero sin otros animalitos, ellos dos solitos, pobres, desamparados, sin deseos.
-Por eso no me caso, terminó Emilse.
-Entendí, dijo el Master. Mañana doy la conferencia de las siete de la tarde y a las doce de la noche quiero que me consigas un pasaje, en preferente para Buenos Aires.



Del libro: El Sexo del Amor, de Miguel Oscar Menassa. Edt. Grupo Cero

jueves, 27 de enero de 2011

No llevar bien una ruptura

“ODIO A LOS HOMBRES”



“Ellos son así, traicioneros, infieles por naturaleza, te embaucan y luego te dejan tirada a la primera de cambio”. Cuántas veces no habremos escuchado esto, mujeres resentidas por alguna mala experiencia sentimental o, simplemente, prejuicios sobre el sexo opuesto. Todos tendemos a generalizar alguna que otra vez, pero las verdades como tales, cuando se trata de los seres humanos, no existen.
¿Por qué una mujer puede llegar a decir que odia a los hombres?; ¿puede llegar a ser tan negativo un desengaño amoroso como para poner punto y final a toda oportunidad de enamoramiento?; ¿son todos los hombres iguales?; ¿por qué poner las esperanzas de felicidad en ellos?; ¿acaso son los que nos tienen que proveer de todo?; ¿si una relación sale mal, todas tienen que salir mal?
Cuando se trata del amor entre hombres y mujeres hay muchas ideas preestablecidas, cada uno tiene unas expectativas diferentes que no siempre concuerdan con la realidad. Hombres y mujeres no tienen las mismas necesidades ni tampoco la misma forma de satisfacerlas. Lo que podría ser complementario, muchas veces queremos que sea idéntico, cosa que es imposible. La mayoría de los malentendidos se producen porque no asumimos la realidad de las relaciones amorosas, no se diferencian tanto del resto de relaciones humanas. Tiene que prevalecer el respeto, la educación, el derecho a la intimidad, los gustos propios. Sinceramente, todos podemos reconocer que en pareja la mayoría de estas cosas no se respeta. Existe la tendencia a pensar que tener intimidad es engañar al otro, que si hay proyectos individuales estos irán en detrimento de la relación, que la confianza es mostrarse ante el otro tal cual uno es, es decir, con todos los defectos. Es el principio del fin.
Al igual que podemos hablar teóricamente de cierto desprecio a lo femenino en los hombres, ya sea por desconocimiento de nuestra propia naturaleza o porque en muchas ocasiones sólo hemos sido objeto y no sujetos del deseo; en muchas mujeres también anida una hostilidad hacia los hombres que podemos ver en muchas actitudes feministas. Muchas mujeres atribuyen al varón una vida más fácil y asequible, como si a ellos el pan y el reconocimiento les cayera del cielo sin ningún trabajo previo. Hay que reconocer que si el hombre ha alcanzado algún prestigio social ha tenido que invertir horas de trabajo, dinero y sacrificar muchos momentos amorosos y de ocio. Sin embargo, si queremos alcanzar un lugar equivalente al de muchos hombres, tendremos que tomar un camino equivalente, que no igual, porque el que repite lo hecho jamás lo alcanzará.
Ellos también tienen que abandonar la casa materna para conquistar un mundo nuevo y desconocido, también aman y preferirían quedarse en brazos de su enamorada, ellos también dejan a los hijos con dolor para ir a trabajar. Su mundo lo tienen que hacer con sus propias manos y, muchas veces, construyen parte del mundo de la mujer con la que comparten la vida. ¿Reconocemos las mujeres la generosidad que muchos hombres han tenido con nosotras? Hablamos del trabajo doméstico, de la ardua labor del cuidado de los hijos, pero digno es reconocer que ellos también hacen algo por la familia. Tal vez, unos y otros tengamos que aprender cosas del mundo femenino y del mundo masculino, tal vez no existen medias naranjas, sino medias vidas y a lo que deberíamos aspirar es a ser dos naranjas, tener vidas completas.
Cuando hacemos del amor el centro de todas las cosas, no tenemos en cuenta que, como decía Freud en su texto “El malestar en la cultura”: jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado a su amor. Diría que esa es la base del resentimiento de muchas personas cuando, tras una ruptura sentimental, afirman no querer probar nunca más esa medicina. Si esperamos que el amor nos genere la felicidad que nos tiene que dar el trabajo, las relaciones sociales, los proyectos sociales, no sólo nos quedaremos sin amor, sino que además, nos sentiremos profundamente defraudados. Si no proyectamos nuestro futuro, no podremos ser felices. La felicidad es la realización de un trabajo, en conjunto entre dos o más personas. Y si no, no hay felicidad. El resentimiento y el odio no pueden ser buenos compañeros de vida, tenemos que reconocer los errores propios cometidos en la relación de pareja, parte de responsabilidad tenemos en ese fracaso y estar abiertos a nuevas personas, no porque sea necesario tener pareja para vivir, pero sí es necesario amar a otros para vivir. Vivir acompañado no es un consejo, es la única manera de vivir.

Helena Trujillo
Psicoanalista Grupo Cero






miércoles, 23 de junio de 2010

Charla de Psicoanálisis SOBRE LAS RELACIONES DE PAREJA.


CHARLA-COLOQUIO DE PSICOANÁLISIS



Miércoles 30 de Junio a las 19:30 hrs.
LAS RELACIONES DE PAREJA.

Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
C/ Hilera, s/n. Edificio Hogar. Dept. Librería
ENTRADA LIBRE



Tras el verano se producen un tercio de las rupturas de pareja. ¿Qué hacer para evitar que la sangre llegue al río? ¿De qué depende nuestra forma de entender las relaciones?¿Por qué tantas expectativas puestas en el amor? ¿Amamos hombres y mujeres de la misma forma?
De estos y muchos otros asuntos hablaremos esperando se genere una interesante
conversación.

MÁS INFORMACIÓN TELF. 952 39 21 65 


10º ANIVERSARIO GRUPO CERO EN MÁLAGA. 
PARA CELEBRARLO: 
1ª CONSULTA DE PSICOANÁLISIS GRATUITA. 
Solicitar horario en el teléfono 626 67 33 22.

miércoles, 2 de junio de 2010

Odio a los hombres

“ODIO A LOS HOMBRES”

“Ellos son así, traicioneros, infieles por naturaleza, te embaucan y luego te dejan tirada a la primera de cambio”. Cuántas veces no habremos escuchado esto, mujeres resentidas por alguna mala experiencia sentimental o, simplemente, prejuicios sobre el sexo opuesto. Todos tendemos a generalizar alguna que otra vez, pero las verdades como tales, cuando se trata de los seres humanos, no existen.
¿Por qué una mujer puede llegar a decir que odia a los hombres?; ¿puede llegar a ser tan negativo un desengaño amoroso como para poner punto y final a toda oportunidad de enamoramiento?; ¿son todos los hombres iguales?; ¿por qué poner las esperanzas de felicidad en ellos?; ¿acaso son los que nos tienen que proveer de todo?; ¿si una relación sale mal, todas tienen que salir mal?
Cuando se trata del amor entre hombres y mujeres hay muchas ideas preestablecidas, cada uno tiene unas expectativas diferentes que no siempre concuerdan con la realidad. Hombres y mujeres no tienen las mismas necesidades ni tampoco la misma forma de satisfacerlas. Lo que podría ser complementario, muchas veces queremos que sea idéntico, cosa que es imposible. La mayoría de los malentendidos se producen porque no asumimos la realidad de las relaciones amorosas, no se diferencian tanto del resto de relaciones humanas. Tiene que prevalecer el respeto, la educación, el derecho a la intimidad, los gustos propios. Sinceramente, todos podemos reconocer que en pareja la mayoría de estas cosas no se respeta. Existe la tendencia a pensar que tener intimidad es engañar al otro, que si hay proyectos individuales estos irán en detrimento de la relación, que la confianza es mostrarse ante el otro tal cual uno es, es decir, con todos los defectos. Es el principio del fin.
Al igual que podemos hablar teóricamente de cierto desprecio a lo femenino en los hombres, ya sea por desconocimiento de nuestra propia naturaleza o porque en muchas ocasiones sólo hemos sido objeto y no sujetos del deseo; en muchas mujeres también anida una hostilidad hacia los hombres que podemos ver en muchas actitudes feministas. Muchas mujeres atribuyen al varón una vida más fácil y asequible, como si a ellos el pan y el reconocimiento les cayera del cielo sin ningún trabajo previo. Hay que reconocer que si el hombre ha alcanzado algún prestigio social ha tenido que invertir horas de trabajo, dinero y sacrificar muchos momentos amorosos y de ocio. Sin embargo, si queremos alcanzar un lugar equivalente al de muchos hombres, tendremos que tomar un camino equivalente, que no igual, porque el que repite lo hecho jamás lo alcanzará.
Ellos también tienen que abandonar la casa materna para conquistar un mundo nuevo y desconocido, también aman y preferirían quedarse en brazos de su enamorada, ellos también dejan a los hijos con dolor para ir a trabajar. Su mundo lo tienen que hacer con sus propias manos y, muchas veces, construyen parte del mundo de la mujer con la que comparten la vida. ¿Reconocemos las mujeres la generosidad que muchos hombres han tenido con nosotras? Hablamos del trabajo doméstico, de la ardua labor del cuidado de los hijos, pero digno es reconocer que ellos también hacen algo por la familia. Tal vez, unos y otros tengamos que aprender cosas del mundo femenino y del mundo masculino, tal vez no existen medias naranjas, sino medias vidas y a lo que deberíamos aspirar es a ser dos naranjas, tener vidas completas.
Cuando hacemos del amor el centro de todas las cosas, no tenemos en cuenta que, como decía Freud en su texto “El malestar en la cultura”: jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado a su amor. Diría que esa es la base del resentimiento de muchas personas cuando, tras una ruptura sentimental, afirman no querer probar nunca más esa medicina. Si esperamos que el amor nos genere la felicidad que nos tiene que dar el trabajo, las relaciones sociales, los proyectos sociales, no sólo nos quedaremos sin amor, sino que además, nos sentiremos profundamente defraudados. Si no proyectamos nuestro futuro, no podremos ser felices. La felicidad es la realización de un trabajo, en conjunto entre dos o más personas. Y si no, no hay felicidad. El resentimiento y el odio no pueden ser buenos compañeros de vida, tenemos que reconocer los errores propios cometidos en la relación de pareja, parte de responsabilidad tenemos en ese fracaso y estar abiertos a nuevas personas, no porque sea necesario tener pareja para vivir, pero sí es necesario amar a otros para vivir. Vivir acompañado no es un consejo, es la única manera de vivir.

Helena Trujillo
Psicoanalista Grupo Cero

domingo, 6 de diciembre de 2009

¿Contrato de amor?




Existe el contrato de trabajo, y no sólo en el derecho, sino más bien, primero, en el lugar de trabajo. No existe por ahora un contrato de amor, ya  que el contrato matrimonial no se puede considerar un contrato de amor, ya que en él tiene que ver más el dinero que el amor o, sencillamente, el deseo.

No existe ningún contrato universal que regule la cantidad de horas que necesita un amor para sobrevivir. Sin embargo, hay leyes internacionales del trabajo que aquellos países que no las cumplen son subdesarrollados o peor aún. Todo trabajador tiene una idea más o menos clara de cuántas horas tendrá que trabajar este mes y también cuántas horas tendrá que trabajar el mes que viene. 

Ningún amante sabe exactamente las horas que tendrá que dedicarle a su amante durante este mes y el próximo para poder lograr su goce, su felicidad, su permanencia a su lado.

Separar apropiadamente el sexo del dinero debe ser tarea tan fuerte como separar el número dos de la palabra amor, que no sé si algo he conseguido en ese sentido, a pesar de haber puesto toda mi energía en el tema durante los últimos cuarenta años de d mi vida. ¡Qué horror!


(Fragmento de la novela: NO VE LA ROSA, de Miguel Oscar Menassa)

viernes, 15 de mayo de 2009

Apuntes sobre la violencia familiar

ALGUNOS APUNTES SOBRE LA VIOLENCIA FAMILIAR

Estamos muy acostumbrados a oír hablar de violencia de género o violencia machista. Dicha acepción nos lleva a pensar que los hombres tienen una aversión hacia las mujeres y ello motiva la agresión. Vamos a utilizar el término violencia familiar porque señala la relación existente entre los implicados en la agresión. No es cualquier hombre el que ejerce el maltrato sobre cualquier mujer, sino que es el marido, novio, exmarido, exnovio, es decir, un hombre que ha mantenido (o mantiene) una relación amorosa con la víctima, una relación familiar, el implicado en el maltrato.

Cuando hablamos de violencia, está claro que es mucho más que dar golpes, hay muchas formas de herir a otra persona. Por violencia familiar nos referimos a la ejercida sobre los mayores, cónyuges, hijos, mujeres, hombres, discapacitados, etc. Aunque quisiéramos, es difícil precisar un esquema típico familiar, porque ocurre en todas las clases sociales, culturas y edades.
La idea común es que la familia o la pareja son los lugares en los cuales más seguros nos encontramos, sin embargo en ellos es donde se producen más abusos a la integridad física y psíquica de las personas. Está claro que tenemos que empezar a cuidarnos de las relaciones más próximas. Ciertos comportamientos que pasan inadvertidos, pueden ser considerados una conducta abusiva o violenta. Cuántos utilizan la excusa de “la educación”, “el carácter”, “la impaciencia”, “no es malo”, “está cansado” para ejercer la fuerza sobre otros más débiles.

Son varios los factores que intervienen en una situación de maltrato, entre ellos encontramos los celos, muchas agresiones se desencadenan por el sentimiento de propiedad que muchos hombres tienen hacia sus parejas. Muchos hombres que piensan que la mujer con la que están casados, o con la que conviven, es suya, les pertenece, igual que si fuera un objeto. Y la situación es aún más grave, ya que también hay muchas mujeres hoy día que siguen pensando que pertenecen a sus maridos.

Estos celos tienen mucho que ver con una concepción del amor que sigue imperando. El amor de la media naranja, el amor de para toda la vida, el amor posesivo. Esa concepción que nada tiene que ver con la libertad y la tolerancia, un amor que vemos reflejado en las películas, genera situaciones donde las personas no toleran separarse de la otra persona y son capaces, en su desesperación, de aniquilar al otro con tal de no perderlo.

Mucho tiene que ver, también, la posición que adopte la mujer en el amor, históricamente la mujer ha sido un objeto de intercambio, no elegía a su pareja, no era el amor el que comandaba, si no que eran matrimonios de conveniencia. Luego vendría el amor cortés, donde el varón cortejaba y elegía a la dama, adoptando esta una actitud totalmente pasiva. Esta pasividad de la mujer favorece actitudes abusivas por partes del hombre, ya que se da primacía al deseo de éste por el encima del deseo de su partenaire.
El machismo también tiene su implicación en todo esto, pero no es el responsable. Una actitud machista es aquella que discrimina a la mujer, la menosprecia, o la considera inferior al hombre, pero también hay machismo en otras actitudes disfrazadas de proteccionismo. El horror a lo femenino, el desprecio a la mujer, tanto para el hombre como para la mujer, estaría en relación con la falta de “pene”, en tanto esto le recuerda al sujeto su propia castración, su mortalidad. El machismo es la vigencia de la sexualidad infantil en el adulto, se trate de un hombre machista o de una mujer machista. Todos padecemos en cierta medida de machismo inconsciente, hombres y mujeres, por lo que no es por machismo que se produce el maltrato. No es que el hombre maltrate a su pareja por ser una mujer, es que la maltrata porque es su mujer, su propiedad, y no acepta el abandono o el desamor.

Es relativamente fácil abusar de los débiles, renunciar a ello supone un paso en la civilización que no todos somos capaces de dar. Ser tolerantes, permitir la libertad, respetar, aprender a separarse son elementos necesarios para alejarnos del maltrato y el abuso. La violencia parece ser un camino para conseguir poder, pero un camino infructuoso para la convivencia, el amor, la educación y el respeto. El que agrede, no sólo agrede a otra persona, se lesiona a sí mismo.