jueves, 26 de marzo de 2009

Para padres y educadores. El desarrollo infantil (1ª parte)

DESARROLLO PSICOSEXUAL INFANTIL
Charla impartida por Helena Trujillo en la Casa de la Cultura de Fuengirola (Málaga)
25-3-09

Esta es una charla dirigida a padres, madres y educadores, aunque todos hemos sido niños. Cuando hablamos de desarrollo psicosexual no nos referimos al concepto común de sexualidad. Este ha sido uno de los motivos por los que los descubrimientos psicoanalíticos sobre el desarrollo afectivo ha generado, y genera aún hoy, críticas y rechazo. Hasta ahora ningún autor había hablado de sexualidad en la infancia, la concepción popular considera que el instinto sexual falta en la niñez, apareciendo en el período de la pubertad.

Esta creencia constituye un gran error y a ello se debe nuestro actual desconocimiento sobre las circunstancias fundamentales de la vida sexual humana. Una razón fundamental para esta desconsideración es la amnesia que oculta a los ojos de la mayoría de las personas los primeros años de la infancia. Cuando vemos una casa, lo que menos se piensa y se recuerda es que se hubieron de colocar primero los cimientos para poderla continuar, justamente no nos acordamos de la infancia porque reposa en lo inconsciente y porque es estructural.

El psicoanálisis ha descubierto los procesos evolutivos de la infancia, para entenderlos es preciso comprender que nuestra sexualidad no nace con la maduración de nuestros órganos genitales, sino que nace desde el mismo momento de nuestra llegada al mundo. Entendemos con ello que la sexualidad es el modo a través del cual nos relacionamos con nuestros propios deseos y necesidades, y ello se produce a través de diversas manifestaciones somáticas y psíquicas.
Lejos de aburrirles con conceptos complejos que no podríamos abarcar en esta breve conversación, intentaré ser práctica, acercarme a su realidad diaria y ayudarles a entender un poco mejor cómo es el crecimiento de sus hijos y cómo hacer frente a ciertas conductas o desviaciones en su desarrollo. A veces lo que parece inadecuado simplemente es una manifestación normal, no olvidemos que como humanos no nacemos hechos, es decir, todo lo que somos lo vamos adquiriendo, principalmente en estos primeros años. Aunque lógicamente nunca dejamos de aprender y de crecer.

Es tarea de padres y educadores la de estar preparados para abordar la educación desde una perspectiva más amplia que la de incorporar conocimientos al niño o desarrollar cualidades motoras. Los psicoanalistas sabemos que el modo de ejercer con mayor o menor tolerancia la actitud represiva sobre las manifestaciones sexuales del niño, será lo potencial de la enfermedad neurótica en el adulto-niño. Amén que la experiencia en la clínica, el psicoanálisis nos enseña que los trastornos que aparecen en el desarrollo educativo del niño guardan una relación cercana a padecimientos neuróticos en uno o dos de los padres.

Las formas o maneras en que uno es educado tienen una base estructural inconsciente, donde el niño o adulto, más que saber de ellas, simplemente las padece. Educar, exactamente, no es enseñar conocimientos, educar tiene que ver con ofrecer al niño unos modos de pensar y abordar su realidad, que le ayuden para un pleno desarrollo de una personalidad libre de cargas neuróticas, que potencialmente le enfermarán la vida. Debemos pensar que las primeras relaciones del niño con el amor, el odio, la agresividad, la sexualidad, etc, se aprende de los padres. La familia es transmisora de ideología.

Es característica de nuestro desarrollo psicosexual la constitución en dos tiempos, interrumpidos por un periodo de latencia. El recién nacido trae al mundo impulsos sexuales que van sucumbiendo a una represión progresiva. Somos sujetos deseantes, esto quiere decir que más allá de las necesidades biológicas, el ser humano se caracteriza porque tiende a repetir todo aquel comportamiento que le genera placer. Nuestra forma de hacerlo viene predestinada por ciertas zonas corporales, que llamaremos zonas erógenas, que están predestinadas a tener un papel muy importante como productoras de placer y displacer. Estas zonas son: la zona oral o la boca, la zona anal o lo relacionado con la expulsión de deshechos y la zona genital.
Además de ellas, todo nuestro cuerpo es erógeno, es decir, susceptible de transmitirnos sensaciones y susceptible, también, de retener algún grado de excitabilidad. En este sentido podemos entender que hay personas en las que algunas partes de su cuerpo son especialmente sensibles o susceptibles de ciertos trastornos. Por ejemplo, fumadores y bebedores tienen una especial excitabilidad en la zona oral; o las personas en las que son frecuentes los trastornos intestinales, estreñimiento, diarreas, etc. en ellas la zona intestinal-anal presenta particular sensibilidad. Entendamos entonces el desarrollo como un recorrido sucesivo para conquistar nuestro propio cuerpo y su relación con el mundo exterior.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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