martes, 16 de noviembre de 2010

EN LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD.

 EN LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

La evolución del individuo sustenta como fin principal el programa del principio del placer, es decir, la consecución de la felicidad, esto choca con las exigencias de la vida en comunidad. La evolución individual se nos presenta como el producto de la interferencia entre dos tendencias: la aspiración a la felicidad, que solemos calificar de «egoísta», y el anhelo de fundirse con los demás en una comunidad, que llamamos «altruista». 

Casi podríamos decir que la comunidad humana sería más exitosa si los individuos pudieran renunciar a su felicidad individual. Hemos de admitir que el proceso evolutivo del individuo puede tener rasgos particulares que no se encuentran en el proceso cultural de la Humanidad. A veces, la felicidad individual, no encaja con lo que se espera de nosotros, por tanto a veces caemos en la locura, la delincuencia o la enfermedad.

Tal como nos ha sido impuesta, la vida nos resulta demasiado difícl, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones, empresas imposibles. Ser felices como nos impone el principio del placer es imposible, más no por ello debemos abandonar los esfuerzos por acercarse a su realización. La felicidad es un problema de la economía libidinal de cada individuo. Y es por eso que los neuróticos aunque tienen los mismos problemas que resolver que los demás, su vida es peor y más difícil, sufriendo en ella mayor displacer, angustia y dolor. Sólo una transformación de su economía libidinal puede cambiar su posición sufriente.

Nuestra disposición psíquica no nos permite gozar intensamente sino el contraste. Así nuestras facultades de felicidad están ya limitadas en principio por nuestra propia constitución. Resulta asombroso que el ser humano ya se estime feliz por el mero hecho de haber escapado a la desgracia, de haber sobrevivido al sufrimiento. Contra el temible mundo exterior sólo puede uno defenderse mediante el alejamiento de las fuentes de displacer. Existe, desde luego otro camino mejor: pasar al ataque contra la Naturaleza y someterla a la voluntad del hombre. Además, otra posibilidad es tratar de influir sobre el propio organismo, no en vano el sufrimiento existe en tanto así lo sentimos. Para otros el camino es la intoxicación, consumo de sustancias le que alejan, por un momento, de su realidad.

La posibilidad de desplazar al trabajo y a las relaciones humanas una parte de los componentes narcisistas, agresivos y aun eróticos de la libido, confiere a estas actividades un valor muy destacable. La actividad profesional ofrece mayor satisfacción cuando ha sido elegida libremente. No obstante, el trabajo suele ser menospreciado por el hombre como camino a la felicidad , la inmensa mayoría de los seres sólo trabajan bajo el imperio de la necesidad.

Estamos viendo que ninguna regla vale para todos; cada uno debe buscar por sí mismo la manera en que pueda ser feliz. Su elección del camino a seguir será influida por diversos factores. Todo depende de la suma de satisfacción real que pueda esperar del mundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de éste. Así como el comerciante prudente evitará invertir todo su capital en una sola operación, así también la sabiduría quizá nos aconseje no hacer depender toda satisfacción de una única tendencia, pues su éxito jamás es seguro.

(Seleccionado de el libro El Malestar en la Cultura, S. Freud)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, mi nombre es Cristina y colaboro con una asociación que trabaja muy activamente por todo el mundo, con una herramienta muy valiosa para conseguir la felicidad.

Aquí dejo el enlace con la página web para que la puedan conocer.
Espero que sea de muchísima utilidad.

www.elcaminoalafelicidad.com